El licor es un invitado estelar en la cocina. Y no, no nos referimos a que te tomes una cerveza mientras estás entre fogones. Hablamos de lo bien que se llevan determinadas bebidas alcohólicas con todo tipo de recetas.
Algunas son sospechosas habituales: el coñac, el vino tinto o blanco, el amaretto… Pero hoy hemos cogido nuestra receta de picos y nos hemos lanzado a experimentar con un licor que no suele entrar en la cocina, y menos aún para hacer pan. Recuerda: la inspiración está donde menos te la esperas. Por ello, te traemos estos ¡Picos de mojito!
Es el momento de sacar ese robot de cocina que tiene función de amasado y que hace tiempo que no utilizas. Echa todos los ingredientes al bol y deja que haga el trabajo sucio por ti hasta que la masa esté fina y homogénea.
Y si no tienes amasadora… súbete bien las mangas y que no se diga.
Corta trocitos y dales forma cilíndrica y delgada, tan largos como la bandeja de horno que vayas a utilizar. Ve colocándolos encima de ella sobre papel de horno.
Deja que fermenten a temperatura ambiente hasta que doblen su volumen y córtalos en tiras de unos 3 cm. También puedes hacerlos más largos, tipo grissini, o darles la forma que más te guste. Échale imaginación.
Sobre todo porque te apetecerá comértelos según salgan del horno. De momento, cuécelos a 210ºC con vapor hasta que estén dorados. Y resiste… si puedes.
Estos colines son ideales para tenerlos rondando por la cocina y acompañar cualquier cena improvisada. Y a partir de esta receta de picos de mojito, puedes hacerlos como más te gusten. Puedes cambiar de licor y de aromáticos, probar con otras hierbas… Dales tu toque más personal y seguro que quedan de escándalo.