Los croissants son uno de los dulces más famosos a nivel mundial. No nos extraña, pues son ideales para desayunar, merendar o acompañar un café.
Aunque su masa es dulce, también están deliciosos combinados con salado. Por lo que, además de poder disfrutarse solos, pueden rellenarse con chocolate, jamón y queso, etc., ¡la opciones son infinitas!
Estos famosos bollitos de mantequilla tienen su origen en el Austria del siglo XVII. Como adelantábamos, son mundialmente conocidos, aunque especialmente populares en Europa. De hecho, en otros lugares reciben nombres diferentes, como por ejemplo, medialunas o cuernitos.
Hacerlos de forma casera es más fácil de lo que puede parecer a priori. Además, puede resultar realmente divertido. Por ello, aunque esta receta de croissants caseros tiene algo más dificultad que otras recetas por su masa hojaldrada, desde Levanova te animamos a meter las manos en la masa. De hecho, ¡incluso te traemos vídeo! ¡Atentos!
En primer lugar, echamos en un bol grande la harina, la sal y el azúcar. Añadimos la levadura fresca Levanova desmenuzándola con las manos e incorporamos el agua lentamente.
Añadimos los 25 grs de mantequilla y volvemos a mezclar. Seguidamente, una vez que los ingredientes se hayan integrado, pasamos a amasar la mezcla sobre la encimera.
Un truco para facilitar el amasado es dejar reposar la masa unos 5 minutos en mitad del proceso. De este modo, notaremos que coge consistencia y nos será más fácil continuar después hasta conseguir el resultado esperado.
Una vez amasada, dejamos reposar la masa en un bol, tapado con un trapo de cocina, durante unos 20 o 25 minutos.
Mientras la masa reposa, colocamos los 210gr de mantequilla entre dos trozos de film de plástico o de papel de hornear y la estiramos con el rodillo hasta darle una forma rectangular de aproximadamente 1 centímetro de grosor. Seguidamente, lo dejamos reservado en la nevera para que enfríe mientras la masa termina de reposar.
Transcurridos los 25 minutos, enharinamos de nuevo la mesa o encimera donde estemos trabajando y estiramos la masa con ayuda de un rodillo hasta formar un rectángulo.
Colocamos el rectángulo de mantequilla sobre la mitad de la superficie del rectángulo de masa y tapamos con la otra mitad, tal y como se muestra en el vídeo.
Estiramos la masa con el rodillo hasta llegar a 1 cm de grosor. Seguidamente, la plegamos llevando un extremo hasta las dos terceras partes del rectángulo y doblamos el otro extremo por encima, como vemos en el vídeo.
Envolvemos nuestro cuadrado en papel de horno o film de plástico y dejamos reposar en frío durante unos 20 minutos.
Repetimos este proceso dos veces más: estiramos hasta alcanzar 1 cm de grosor, plegamos y enfriamos.
Este paso es el más laborioso, pero es importante para que el resultado sea el que esperamos. Debemos pensar que es así como estamos creando las capas de hojaldre.
Estiramos nuestra masa una última vez, hasta que tenga un grosor de 3 mm y, sobre esta lámina de masa, cortamos triángulos isósceles, el doble de altos que anchos. Los estiramos un poco con las manos y los enrollamos desde la base sobre sí mismos para conseguir la forma característica del croissant.
Colocamos los croissants sobre papel de hornear en la bandeja del horno y los dejamos reposar hasta que doblen su volumen, aproximadamente 1 hora.
Cuando haya trascurrido casi todo el tiempo de reposo, ponemos el horno a calentar a 200ºC.
Una vez que haya transcurrido todo el tiempo de reposo y el horno esté caliente, pintamos los croissants con huevo batido y los horneamos a 170º hasta que adquieran un color dorado-tostado.
Los sacamos del horno, los dejamos enfriar y… ¡listos para disfrutar!