La fougasse es un pan típico de la zona de la Provenza, aunque también existe versionado en otras regiones de Francia.
Su aspecto es muy peculiar, plano, con un agujero en medio y seis a los laterales, tres a cada lado. Normalmente es triangular, asemejándose a una espiga de trigo, pero también puede encontrarse en otras formas más redondas o rectangulares.
Además de su forma, sus características más destacables son su crujiente textura y su aromatizado sabor, que se realiza con ingredientes como aceitunas o ajo, y especias como romero y otras hiervas provenzales. Por tanto, una receta que se puede acompañar de ingredientes como los tomatitos, queso o frutos secos.
Según su historia, realmente, el origen de este pan está en la antigua Roma. Tradicionalmente, se dice que su masa se usaba para calcular la temperatura del horno de leña en los obradores. Dependiendo del tiempo que tardase en cocerse, los panaderos sabían cuándo podían introducir el resto de la hornada.
Con ello, fue más tarde, cuando, en la Provenza francesa, este tipo de pan derivó en lo que hoy conocemos como Fougasse. Así mismo, también se dice que es la misma masa que en Italia se convirtió en la famosa focaccia.
Dicho esto, ahora que conocemos un poco mejor la historia de este tradicional pan francés, vamos a por su receta, ¡muy fácil y con un resultado espectacular!
Echamos en un bol grande el agua templada, la sal, el aceite de oliva, la levadura fresca de Levanova, -desmenuzándola con los dedos- y el sobre de masa madre de Levanova mezclamos bien. Después añadimos las hierbas provenzales y la harina, volvemos a mezclar y dejamos reposar en el bol 5 minutos.
Echamos las aceitunas, las mezclamos bien con la masa y amasamos hasta obtener una masa homogénea. A mitad de proceso, dejamos un nuevo reposo de unos 10 minutos, para facilitar el amasado.
Cuando la masa esté fina y homogénea, la dejamos reposar dentro del un bol aceitado, tapada con un trapo de cocina, hasta que doble su volumen.
Engrasamos la encimera para trabajar mejor nuestra masa y que no se pegue. Una vez hecho esto, la sacamos del bol y la dividimos en 4 piezas iguales con las que formaremos barrotes. Seguidamente, dejamos reposar nuestras piezas unos 15 minutos tapadas con un paño.
Aplastamos ligeramente los barrotes y les damos una forma triangular. Los colocamos en la bandeja de horno sobre papel vegetal y, de nuevo, los dejamos reposar hasta doblar volumen.
Mientras precalentamos el horno a 200ºC, echamos un poco de aceite por encima de las piezas, realizamos un corte central en cada pieza y ensanchamos con el objetivo de formar un agujero en medio. Después, hacemos otros cortes en los laterales (3 a cada lado) y volvemos a ensanchar para que la masa se abra bien por los cortes.
Horneamos nuestras fougasses hasta que tengan un color dorado agradable. Esto será en un tiempo aproximado de 12 o 15 minutos, dependiendo del horno.
En último lugar, una vez las saquemos, pintamos su superficie con aceite de oliva y, cuando se hayan enfriado… ¡a disfrutarlas!
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