Cuando escuchamos la palabra bagel lo primero que se nos viene a la cabeza es una rosca pequeña con un agujero en medio. Este pan es toda una tradición neoyorquina muy popular entre las mesas de los brunch de la Gran Manzana. Son fácilmente reconocibles por su interior esponjoso y su textura crujiente en la superficie. Destacan por adaptarse a toda clase de gustos, para los más golosos existen miles de combinaciones dulces con las que acompañarlos, y para los que son más de salados también existe una gran variedad de opciones deliciosas.
Desde Levanova queremos trasladarte al centro de New York y que puedas disfrutar del desayuno más típico de la ciudad sin necesidad de moverte de casa. Por ello, te proponemos la receta de los bagels neoyorquinos caseros.
Una vez tenemos preparados todos los ingredientes, empezamos por echar en un bol los diferentes tipos de harina. Seguidamente, añadimos la sal, el contenido de nuestro sobre de masa madre Levanova, la levadura fresca Levanova y el agua a temperatura ambiente. Removemos con ganas para que todos los ingredientes se integren a la perfección. Una vez hecho esto, si se quiere, se puede dejar reposar la mezcla durante 10 minutos antes de pasar a amasarla.
Para amasar correctamente nuestra masa, pasamos a trabajarla hacia diferentes direcciones sobre una superficie plana previamente enharinada. El fin de este paso es obtener una masa elástica y uniforme. Para ello, la amasaremos durante unos 10 minutos aproximadamente, sirviéndonos de nuestras propias manos hasta que la masa esté fina y homogénea.
Añadimos a nuestra masa nuestra corteza de limón, que habremos tenido que extraer raspando/rayando el limón, y las semillas de adormidera. Seguidamente, amasamos bien todo de nuevo.
El siguiente paso para nuestros Bagels neoyorquinos caseros es ver como la masa aumenta su volumen, para ello, la tapamos con un trapo de cocina o un papel film dentro de un bol y la dejamos reposar en un lugar a temperatura ambiente. Lo más importante es que no esté expuesta a corrientes de aire. El tiempo estimado de reposo oscila en este caso entre 20 minutos y media hora, para que la masa fermente adecuadamente.
Sacamos la masa del bol y la estiramos con un rodillo hasta obtener una plancha de entre 1 y 1,5 centímetros de grosor. Seguidamente, recortamos de ella piezas en forma de círculo de unos 8 cm de diámetro con ayuda de un molde. Si no dispones de un cortador así, puedes utilizar un bote, un vaso o una taza y ayudarte de un cuchillo.
Dentro de nuestros círculos, deberemos recortar nuevos círculos de un diámetro inferior en su interior, de tal modo que, consigamos que nuestras piezas tengan forma de aro. Nuestra recomendación es que el agujero no tenga un diámetro superior a 3 centímetros.
Ha llegado el momento de dejarle un segundo reposo de aproximadamente otros 20 minutos a nuestras piezas. Para ello, las colocamos en una bandeja con papel de horno y con espacio suficiente entre ellas, para que no se peguen cuando doblen su tamaño, y las tapamos de nuevo con un trapo de cocina o papel film.
Cuando el tiempo de reposo esté llegando a su final, podemos ir poniendo a calentar una olla de dimensiones considerables con agua. Además, también podemos ir precalentando el horno a 200º, pues tendrá que estar aproximadamente unos 10 minutos cogiendo la temperatura.
Es importante tener este paso muy en cuenta, pues el toque crujiente y tan característico de los bagels es producto de la cocción de los mismos. Así pues, cuando el agua esté hirviendo, introducimos los bagels para que se cuezan, pero solo debemos sumergirlos 20 segundos por cada lado. Por ello, es aconsejable realizar este paso de dos en dos o de tres en tres como mucho.
Casi para terminar, los sacaremos de la olla, los dejaremos escurrir y los iremos colocando sobre la bandeja del horno. Es importante que tengamos en cuenta que entre bagel y bagel hay que dejar un espacio considerable pues en el horno vuelven a aumentar su tamaño.
Antes de introducirlos en el horno, con un huevo batido vamos a pintarlos con ayuda de un pincel. Además, si queremos decorarlos, podemos espolvorear algunas semillas más sobre ellos.
Solo falta hornear nuestros bagels, así que procederemos a introducir nuestra bandeja en el horno durante unos 15 minutos a 220º, concretamente, hasta que observamos que han cogido su característico color dorado. Por ello, en función del horno, podría ser incluso necesario menos tiempo.
Una vez que saquemos nuestros bagels del horno y se hayan enfriado, para darle el toque final a nuestra receta, podremos presentarlos de la forma que más nos apetezca, por ejemplo, rellenos de jamón y queso o incluso con salmón y aguacate. Si nos apetece una opción más dulce, podremos rellenarla de fruta con chocolate. ¡Este delicioso pan pega con todo!
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