El hornazo salmantino es una masa de pan enriquecida con manteca y rellena de embutidos ibéricos, jamón y lomo adobado. Se trata de un plato típico de la provincia de Salamanca, en la que podemos encontrar diferentes variantes en función de la zona geográfica. Por ejemplo, en algunos lugares se le añade huevo cocido al relleno.
Tan famosa es esta típica receta de la gastronomía salmantina que, desde 2004, tiene la denominación de “Hornazo de Salamanca”, con su propia Marca de Garantía. De este modo, las recetas que podremos encontrar se ajustan a la tradición y cuentan con productos salmantinos de buena calidad.
Otra de las peculiaridades de este plato, además de su masa y su relleno, es su decoración. Pues, la masa que lo cubre tiene una característica forma enrejada, como a modo de red.
En cualquier caso, no es necesario que paséis por la provincia castellanoleonesa para disfrutar de este delicioso plato. Con esta fácil receta, podréis hacer un hornazo casero de lo más delicioso. Y, lo que es mejor, con tanto relleno como os apetezca. ¡Atentos!
En primer lugar, mezclamos en un bol grande la harina, la sal, el azúcar, la masa madre, la levadura, el vino y los huevos. Dejamos reposar esta mezcla alrededor de 5 minutos, añadimos el resto de los ingredientes de la masa y volvemos a mezclar hasta que queden bien integrados.
Amasamos sobre una superficie lisa y enharinada. Para que este proceso sea más sencillo, podemos intercalar reposos intermedios de unos 5 minutos que nos ayudarán a facilitar el alisado de la masa.
Una vez que hayamos conseguido una masa fina y homogénea, la dividimos en dos trozos del mismo tamaño y formamos un barrote con cada uno de ellos. Los tapamos con un paño de cocina y los dejamos reposar en torno a 20 minutos.
Transcurrido este tiempo, estiramos nuestros barrotes, ya sea con las manos o con un rodillo, formando un rectángulo con cada uno de ellos. Después, cortamos una cuarta parte de uno de ellos, el que será la tapa del hornazo, y la reservamos.
Colocamos la otra parte rectangular en la bandeja de horno sobre papel de cocción y procedemos a colocar el relleno sobre la misma. Para ello, distribuimos el lomo adobado por toda la superficie, incorporamos por encima el jamón serrano y, después, el chorizo ibérico.
Seguidamente, cogemos el otro rectángulo, al que le falta una cuarta parte, y lo estiramos lo necesario como para poder cubrir todo el hornazo. Lo colocamos justo encima y cerramos los laterales pintando con un poco de agua los bordes y apretándolos para que se peguen bien.
A continuación, recuperamos la parte de masa que habíamos reservado y formamos con ella un cuadrado. Para evitar que se pegue y conseguir que se estire en la medida de lo posible, podemos utilizar un poco de harina.
La estiramos hasta que sea al menos del tamaño de la mitad de la tapa del hornazo y, seguidamente, aplicamos en la superficie pequeños cortes con un cuchillo en líneas intermitentes. De este modo, conseguiremos que, al estirar esta pieza, los cortes se abran y formen la maya tan característica de los hornazos, que colocaremos encima de la tapa a modo decorativo.
Dejamos que nuestro hornazo repose durante unos 30 minutos. Mientras, ponemos el horno a calentar a 190ºC.
Transcurrido este tiempo de reposo y de precalentamiento del horno, pintamos con huevo batido la superficie y realizamos pequeños agujeros en la misma para facilitar la cocción y permitir que pueda salir el vapor sin hinchar nuestro hornazo.
Seguidamente, bajamos la temperatura a 160ºC y horneamos durante 25 o 30 minutos.
Cuando saquemos el hornazo del horno y se haya enfriado un poco, ¡Estará listo para ir a la mesa y que todos se deleiten con él! Sin duda, un plato con un sabor de lo más intenso, perfecto para compartir en una comida o cena con todos nuestros seres queridos.
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