El pan de aceite desprende un aroma que nos evoca al hogar, a lo rústico y a lo tradicional. Se trata de una receta “fondo de armario”, o, en este caso, de cocina: Es sencillísima y podemos hacer deliciosas tapas, acompañamientos y meriendas con unas buenas rebanadas de este riquísimo pan. Si os encanta elaborar pan en casa e inundar la cocina con ese aroma tan especial, ¡Atentos a esta receta!
¡Seguro que desde el primer momento que os animéis a prepararla, os encantará!
En primer lugar, echamos todos los ingredientes en un bol grande. Añadimos la harina, el azúcar, la sal, la levadura fresca Levanova y todo el contenido del sobre de masa madre Levanova. Movemos con una cuchara de madera y vertemos poco a poco el agua tibia. Mezclamos de nuevo, añadimos el aceite y la matalahúva y volvemos a mezclar hasta que los ingredientes queden bien integrados.
Amasamos sobre una superficie lisa hasta conseguir una masa fina y homogénea. Para facilitar el trabajo, podemos ir espolvoreando un poco de harina de vez en cuando.
Damos forma de bola a nuestra masa y la dejamos reposar dentro de un bol tapada con un trapo de cocina hasta que doble su volumen.
Una vez haya finalizado este tiempo de reposo, dividimos la masa en dos piezas, formando una barra con cada una. Después, realizamos cortes perpendiculares en la superficie a lo largo de ambas piezas y, seguidamente, las dejamos reposar de nuevo hasta que doble su tamaño tapadas con un paño de cocina.
Precalentamos el horno a 185ºC y, mientras se va calentando, humedecemos las dos barras con agua. Lo ideal es hacerlo con un pulverizador.
Por último, horneamos hasta que adquieran un color dorado-tostado. Cuando tomen este color, podremos sacarlas y dejarlas enfriar.
Una vez se hayan enfriado, estarán listas para que las conviertas en deliciosos bocadillos o las uses de acompañamiento, como tapa, merienda o canapé. ¡Esperamos que os guste!