Imagina un pan crujiente, dorado y ligero: así es la deliciosa pizza o pala romana. Con solo unos pocos ingredientes y una buena hidratación, esta masa se convierte en una verdadera delicia. Su nombre proviene de la técnica utilizada por los panaderos romanos, quienes empleaban una ‘pala de madera’ alargada para hornear las pizzas.
Puedes disfrutar de esta exquisita pizza de diversas maneras: ya sea al estilo tradicional, con ingredientes frescos sobre su superficie, o como un sándwich al más puro estilo romano, relleno de mortadella, pesto, rúcula y abundante mozzarella. ¿Listo para darle un giro innovador a la pizza clásica? ¡Manos a la obra!
Empezamos nuestra receta culinaria reuniendo todos los ingredientes para poder elaborar esta deliciosa pala romana. En un bol grande, colocamos 250 gr de harina de trigo fuerte, 12 gr de levadura fresca Levanova, un sobre de masa madre Levanova y 5 gr de sal. Añadimos también 170 gr de agua, y comenzamos a mezclar, poco a poco, viendo cómo estos ingredientes se unen en una sinfonía suave y homogénea, lista para convertirse en algo especial.
Con nuestras manos, amasamos la mezcla, sintiendo cómo la masa empieza a transformarse, ganando elasticidad y vida con cada movimiento. Es un proceso casi mágico: de a poco, la masa se vuelve suave y elástica, como si ya se preparara para el siguiente paso.
Ahora, dejamos reposar la masa durante unos 10 minutos, dándole tiempo para que se relaje. Después, retomamos el amasado, disfrutando de la textura suave bajo nuestras manos. Repetimos este proceso tres veces, con pausas de 10 minutos entre cada amasado, hasta lograr una masa fina, homogénea y llena de carácter, lista para dividirla.
Con una ligera base de sémola fina sobre la encimera, dividimos la masa en dos piezas iguales y las estiramos con delicadeza. Queremos que la masa conserve su aire, lo que le dará esa ligereza tan especial al hornearse. Una vez estiradas, las dejamos descansar otros 10 minutos, como si estuvieran tomando un pequeño respiro antes del gran momento.
Con suavidad, colocamos nuestras piezas de masa en una bandeja de horno con papel de horno y rociamos suavemente su superficie con un poco de aceite de oliva, dándoles un brillo especial. Les damos otro descanso de 10 minutos más, mientras precalentamos el horno a 260°C, dejando que el ambiente se empiece a calentar y sentir que ya estamos llegando al final de la receta.
Con todo listo, llega el momento de la cocción. Con mucho cuidado, colocamos nuestras piezas sobre una piedra de hornear, para que se vuelvan doradas y crujientes como una buena pizza. Dejamos que se cuezan entre 8 y 10 minutos, vigilando cómo la masa sube, dorándose suavemente.
Mientras nuestras pizzas se hornean, preparamos el relleno, una combinación de sabores mediterráneos digna de una celebración italiana: pesto fresco, rúcula crujiente, , mozzarella, mortadella, albahaca fresca, … la imaginación no tiene límites. Cada ingrediente añade una textura y un sabor únicos, formando un abanico de sabores que elevan nuestro sandwich en pala romana.
Finalmente, sacamos nuestras pizzas del horno y las dividimos, colocando el relleno entre las dos capas como si estuviésemos creando un sándwich perfecto. El calor derrite los quesos y potencia el sabor de cada ingrediente, dando como resultado una pizza romana única y deliciosa. Servimos esta maravilla caliente, dejando que los aromas y sabores frescos envuelvan a nuestros seres queridos en un momento de auténtico placer italiano. ¡Buon appetito!