La quinoa y la chía, más allá de una moda, son dos alimentos que han llegado a nuestras dietas para quedarse. Desde hace relativamente pocos años, su consumo se está extendiendo notablemente y no es de extrañar, tanto por sus numerosos beneficios, como por su versatilidad y sabor.
Poco a poco, han ido surgiendo cada vez más opciones de platos en los que se puede introducir estas semillas, y entre ellos, por supuesto, está el pan. Por ello, aquí os traemos esta fácil receta de pan con quinoa roja y chía, ¡que seguro os encantará!
En cualquier caso, antes de meternos de lleno en la receta, nos gustaría contaros un poco más sobre estos interesantes alimentos: la quinoa y la chía. Por ejemplo, en primer lugar, ¿sabíais que, aunque la quinoa es una semilla, se consume como un cereal? Puesto que se encuentra a medio camino entre ambas cosas, realmente, está clasificada como un pseudocereal.
El origen de la quinoa se sitúa en Perú y Bolivia. Concretamente, en los alrededores del lago Titicaca. Su nombre en quechua significa «grano madre» y durante años fue considerado un alimento sagrado en la cultura inca. Hoy en día, sigue siendo uno de los principales cultivos alimentarios de la región andina de América del Sur.
En cuanto a la chía, se trata de una semilla de origen milenario cuyo origen, en este caso, se sitúa en México. Concretamente, la chía es la semilla de la planta Salvia hispánica, por lo que pertenece a la misma familia que otras salvias como el tomillo o la menta.
A nivel nutricional, tanto la quinoa como la chía presentan infinidad de propiedades y son consideradas “superalimentos” ya que son una gran fuente de fibra, minerales, proteínas, aminoácidos y antioxidantes. Incluso, la mayoría de sus calorías y grasas son hidratos de carbono complejos, que facilitan la digestión.
Ahora que hemos aprendido un poco más acerca de la quinoa y la chía, seguro que os apetece probarlas dentro de esta saludable y nutritiva receta de pan con quinoa roja y chía. ¡Atentos!
En primer lugar, al menos un par de horas antes de comenzar con toda la elaboración, mezclamos los 75grs de semillas de quinoa y chía con 50grs de agua, para que se vayan hidratando.
Transcurrido este tiempo, mezclamos en un bol grande todos los ingredientes menos las semillas de quinoa y chía hidratadas.
Amasamos todos los ingredientes hasta conseguir una masa homogénea. En ese momento, agregamos las semillas y volvemos a amasar hasta que todo quede bien integrado.
Dejamos reposar la masa dentro del bol, tapada con un trapo de cocina, hasta que doble su volumen.
En el momento en el que la masa haya aumentado notablemente de volumen, la retiramos del bol y la cortamos en aproximadamente 5 porciones de unos 150gr.
Seguidamente, boleamos ligeramente las piezas y las dejamos reposar unos 10 minutos tapadas con un trapo de cocina.
Según prefiramos, damos forma redonda o alargada a nuestras piezas. Después, las colocamos en la bandeja del horno con papel de cocción.
Volvemos a taparlas y las dejamos reposar de nuevo en un lugar cálido y alejado de corrientes de aire. Para beneficiar la fermentación durante este último reposo, podemos humedecer ligeramente el trapo con el que tapamos las piezas.
Cuando queden aproximadamente unos 20 minutos para finalizar la fermentación, podemos encender el horno a 200ºC.
Una vez que el horno se haya calentado y nuestros panes hayan doblado su volumen, podemos proceder al último paso: su horneado.
Para ello, en primer lugar, realizamos un corte en la superficie de los panes con una cuchilla. Y, en segundo lugar, colocamos un recipiente metálico con dos hielos en la parte baja del horno. Esto generará un vapor de agua durante el horneado que nos ayudará a mejorar el aspecto y el volumen de nuestro pan.
A continuación, metemos los panes en el horno y los cocemos a 180ºC durante unos 18 o 20 minutos. Una vez los saquemos y se enfríen, ¡estarán listos para disfrutar! Tanto acompañando cualquier comida, como convertidos en deliciosos bocadillos fríos o calientes.