La pizza es, indiscutiblemente, una de las comidas y cenas todoterreno. Son fáciles de hacer, te salvan de cualquier apuro y, además, ¡son deliciosas! Se pueden disfrutar en pareja, familia, con amigos…
Y, cuando hablamos de pizzas, es imposible no mencionar a la reina de todas: La pizza carbonara. Su sencillísima elaboración choca con el exquisito resultado que podemos llegar a obtener. ¿El secreto? Una masa casera cocinada al gusto y el característico relleno de esta pizza.
Por ello, os traemos esta propuesta que, sin duda, hará las delicias de toda la familia. Veréis que en muy poquitos pasos podréis elaborar una pizza carbonara casera que no tiene nada que envidiar a las de restaurante. ¿Qué os parece? ¿Os animáis?
La cantidad de ingredientes que os proponemos en la masa están pensados para realizar aproximadamente tres pizzas medianas o algunas más si son pequeñas. Por ello, tanto si queréis realizar una cena grande, como si preferís congelar la masa para varios días, podéis calcular y reservar la cantidad de masa en base a lo que necesitéis.
Para empezar con la masa, mezclamos bien todos los ingredientes en un bol grande hasta conseguir que queden unidos en una bola.
Volcamos la masa sobre una superficie plana y limpia. Amasamos con energía hasta conseguir una masa lisa y elástica.
Hacemos una bola con la masa y la metemos en un bol. Tapamos con un trapo de cocina y dejamos reposar hasta que doble su volumen (1 hora aproximadamente).
Dividimos la masa en tantas piezas como pizzas queramos hacer y las boleamos. Después las aplastamos y las damos la forma característica de la pizza. En este paso, podemos dejar el borde exterior ligeramente más alto para que se marquen más durante el horneado
Cortamos el bacon y lo salteamos en una sartén (sin aceite) hasta que empiece a soltar su propia grasa, momento en que lo reservaremos en un plato con papel absorbente. Después, pochamos primero la cebolla cortada en juliana y después los champiñones y reservamos también.
Una vez hecho esto y en la misma sartén, añadimos la nata y parte del queso rallado y dejamos que reduzca un poco.
¡Hora de ponerse creativo! Bañamos el centro de la masa con la salsa de nata y queso que hemos hecho.
Después, echamos el queso parmesano, la cebolla, el bacon y los champiñones. Espolvoreamos con orégano y, ¡al horno!
Con el horno previamente caliente, procedemos a cocer nuestra pizza o pizzas a una temperatura alta, en torno a 230ºC durante unos 5 a 8 minutos. Lo ideal es ir controlándola a través de la rejilla, pues todo depende de la potencia del horno, el tamaño de las pizzas y de nuestro gusto personal, si la queremos más o menos hecha.
Una vez la saquemos del horno, dejamos enfriar unos minutos… ¡Y lista para comer!