Seguro que más de una vez has comido pan de pita con algún delicioso relleno de pollo, kebab, falafel o verduras asadas. Y, si aun no has tenido la oportunidad de degustarlo, al menos, habrás escuchado hablar de él.
Este famoso pan árabe es plano y con forma redonda, de color bastante blanquecino, con poca miga, hueco y ligero. Su origen se sitúa en Egipto y, a modo de curiosidad, ¡es uno de los panes más antiguos de la historia!
Poco a poco, su consumo se ha ido popularizando hasta ser mundialmente conocido. No solo se encuentra en restaurantes árabes o griegos, ¡sino en casi cualquier lugar!
Además de su versatilidad, una de las mayores ventajas de este pan es que es muy fácil de preparar. Por ello, no es de extrañar que guste tanto y su consumo esté tan extendido. ¿Queréis comprobarlo? Atentos a esta receta en la que, con unos pocos y sencillos pasos, podréis cocinar vuestro propio pan de pita casero.
En esta ocasión, el primer paso será desmenuzar la levadura fresca en un recipiente con el agua tibia y remover para que se disuelva bien.
En un bol grande, mezclamos la harina, la sal, el sobre de masa madre de trigo Levanova y el aceite. Añadimos el agua con la levadura y mezclamos.
Amasamos sobre una superficie lisa hasta que consigamos que la masa quede fina y homogénea.
Dejamos reposar la masa en un bol tapada hasta que doble su volumen. Esto será durante un tiempo aproximado de una hora.
Volcamos la masa sobre la encimera y volvemos a amasar durante un par de minutos. Este paso es importante, pues la función de este segundo amasado es quitarle el gas acumulado en la masa durante la fermentación.
En este momento ponemos a calentar el horno a 250ºC (calor arriba y abajo). Una de las peculiaridades de esta receta es que debemos hacerlo con la bandeja de cocción dentro.
Mientras el horno va cogiendo temperatura, cortamos la masa en unas 8 u 10 piezas y las boleamos. Después, las dejamos reposar unos 5 minutos más.
Aplastamos nuestras bolas con el rodillo para formar piezas redondas y planas. Para evitar que se peguen y deformen, vamos espolvoreando las piezas con harina.
Debemos hacer discos de masa de 1 centímetro de grosor más o menos. Cuando todas las piezas estén aplastadas, las vamos cociendo directamente de la siguiente forma: abrimos el horno y, con cuidado, colocamos dos o tres piezas encima de la bandeja y cerramos para que se cuezan entre 6 y 8 minutos. Una vez hechas, las retiramos del horno con guantes de cocina o una paleta para no quemarnos.
Repetimos la misma operación hasta que tengamos todos los panes de pita cocidos. Cuando se hayan enfriado, ¡estarán listos para disfrutarlos como más nos apetezca!
Este tipo de pan especial nos ofrece una multitud de posibilidades para degustarlo, aunque, es ideal para comerlo relleno, en un tipo bocadillo o sándwich. Por ello, ¡os proponemos dejar volar vuestra imaginación para rellenarlo como más os guste!
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