¡No te pierdas esta delicia!
La receta del dulce sueco más famoso y sabroso se ha convertido, con el paso del tiempo, en un imprescindible en los desayunos y meriendas de los estadounidenses. Para muchos, el olor que desprende este bollo es inconfundible gracias al ingrediente estrella con el que se prepara: la canela.
Desde #Levanova, queremos traerte a la mesa este postre que ha traspasado fronteras por su sabor delicioso, para que puedas disfrutar preparándolo desde casa de una forma sencilla.
La receta ilustrada:
En primer lugar, en un bol lo suficientemente grande, incluimos la harina de fuerza, la levadura desmenuzada y una pizca de sal junto con la leche templada y el azúcar. Removemos todos los ingredientes a la vez que añadimos los dos huevos para reblandecer la masa y hacerla más manejable. Una vez mezclado todo bien, seguiremos amasando sobre una superficie lisa, hasta conseguir que todos los ingredientes se integren a la perfección.
Después del amasado, tendremos una masa manejable y homogénea a la que le vamos a añadir la mantequilla a temperatura ambiente, es decir, cuando su textura sea más o menos blanda. A continuación, enharinamos una superficie plana y retomamos el amasado hasta que la masa no se pegue en nuestras manos y haya adquirido la textura idónea. Este proceso nos llevará un ratito y un poco de paciencia, ya que al incorporar la mantequilla la masa perderá su estructura. Cuando volvamos a tener una masa fina y que no se pegue, será el mejor momento para dejarle reposar en el mismo bol donde hemos mezclado los ingredientes, preferiblemente, en un lugar alejado de posibles corrientes de aire durante 1 hora aproximadamente.
Transcurrido el tiempo de reposo, la masa ya habrá doblado su tamaño. Por lo tanto, con ayuda de un rodillo le daremos forma de rectángulo, la pintaremos con un pincel mojado en agua e iremos polvorizando sobre ella una mezcla de azúcar y canela. Si queremos añadir pepitas de chocolate, es el mejor momento para hacerlo antes de continuar con el siguiente paso. Enrollamos la masa sobre sí misma cerrando los extremos para conseguir que las unidades sean proporcionales.
Para finalizar, antes del horneado, cortaremos los rollos de masa en “rodajas” y las dejaremos reposar el tiempo necesario para que doblen su tamaño. Después de este reposo, las pintaremos con huevo y las hornearemos durante 15 minutos en un horno previamente precalentado a 190ºC.
Por otro lado, prepararemos el glaseado con el que bañaremos los rollos después del horneado cuando aún estén calientes. Para ello, mezclamos un vaso de agua con 100gr de azúcar glas. La mezcla final debe ser espesa y consistente ya que al echarla sobre los rollos calientes se volverá más líquida. Podemos aromatizar el glaseado con unas gotas de limón o una cucharadita de vainilla.
Para aplicar el glaseado sobre los rollos de canela, otro truco es verterlo en una bolsa, cortar el pico e ir vaciándolo poco a poco sobre los rollos. Tras dejarlos enfriar podremos disfrutar del irresistible olor de la canela sobre un pan recién horneado.
¡Esperamos que os encante! Y, contadnos… ¿qué os ha parecido esta receta?
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