El pan es un fiel acompañante de nuestras comidas y, por ello, desde Levanova queremos proponeros una receta que suele cosechar bastante éxito y con la que podréis dejar a vuestros comensales con la boca abierta. Hablamos del famoso pan de ajo y romero, sin duda, tanto un aperitivo perfecto como el compañero idóneo para muchos platos principales.
Para preparar este pan tan especial y tan elogiado por los paladares de todos vamos a necesitar:
Paso 1:
Comenzamos mezclando en un bol no muy grande unos 170 ml de agua tibia (podemos calentarla previamente unos segundos en el microondas), junto con la levadura fresca Levanova y el sobre de masa madre Levanova. Seguidamente, dejamos reposar esta combinación de ingredientes durante unos diez minutos aproximadamente.
Mientras tanto, en otro recipiente aparte, echamos la harina, la cucharadita de sal y el aceite de oliva, y mezclamos a una velocidad media con nuestras propias manos, hasta que queden bien integrados.
Transcurridos unos 10 minutos que deberemos dejar de reposo, y bien trabajada la masa de harina, sal y aceite, haremos un agujero en medio y verteremos la primera mezcla que habíamos llevado a cabo con la masa madre.
Paso 2:
Añadimos el ajo y el romero que previamente habremos machacado con ayuda de un mortero. Durante otros diez minutos amasaremos y amasaremos hasta que obtengamos una masa elástica y homogénea. Sabremos qué textura es la adecuada en cuanto deje de pegarse a nuestras manos.
Paso 3:
Devolveremos la masa al bol tras el amasado y lo taparemos con un papel film. A continuación, durante una hora más o menos, la dejaremos reposar hasta que fermente, es decir, hasta que su tamaño haya aumentado considerablemente. Una vez ha trascurrido esta hora, tenemos que observar que la masa ha adquirido un volumen doblemente mayor que antes de su reposo.
Paso 4:
Cuando haya fermentado, podemos darle diferentes formas. Una buena opción es estirar la masa con un rodillo, dividirla en partes iguales, y después, darle forma de churro a cada porción haciéndolas rodar sobre una superficie plana, previamente enharinada.
Una vez tengamos nuestra masa con la forma o formas deseadas, la colocamos sobre la bandeja del horno a la que antes le habremos puesto papel vegetal, para evitar que se nos peguen tras el horneado.
Paso 5:
Antes de hornear los panecillos, debemos dejarlos volver a reposar, hasta que dupliquen su volumen. Además, antes de hornearlos, los pintaremos con aceite de oliva y el ajo en polvo con ayuda de un pincel para que adquieran más sabor y una textura crujiente.
Paso 6:
Para finalizar, horneamos los panecillos a 200º durante 15 minutos más o menos, este tiempo podrá variar en función del tamaño de las porciones que hayamos hecho, por lo tanto, en el momento que observemos que ya están doraditos tendremos que sacarlos del horno.
Es importante que los dejemos enfriar unos minutos antes de que llegue el momento de disfrutar de este perfecto acompañante.
De este modo, podremos convertirnos en los mejores anfitriones, gracias a esta perfecta combinación de sabores que se juntan en un pan que habremos preparado con nuestras propias manos.
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